jueves, 8 de enero de 2015

Droga everywhere

Estoy soñando mil cosas raras. Pero son tantas y tan inconexas que las que recuerdo, no tiene sentido relatarlas. Además, no siempre me es fácil recordar los sueños. Hoy he empezado a anotarlos justo después de despertar, para tenerlos más recientes. Realmente funciona. Hoy de tarde apenas recordaba nada de lo que tenía apuntado, y no fue hasta que volví a leerlo cuando me volvieron a la cabeza las imágenes de anoche.

Creo que la mejor escena fue la siguiente.
Me iba con mis amigas de fiesta. Íbamos todas muy motivadas y arregladas para salir por... un club deportivo (?) ¡si! Todas ellas iban entrando, con ganas de bailar, pero cuando yo estaba a punto de pasar me crucé con un señor muy simpático un poco sucio y desaliñado. Por algún motivo decidía quedarme con él en la puerta. Al rato se acercaban más amigos de éste individuo. Eran todos camellos. Camellos con los bolsillos a reventar de droga, que se ponían a la entrada para captar clientes.

Yo me quedaba allí, de cháchara con ellos, eran gente maja. En escenas de otros sueños posteriores siguió apareciendo droga de vez en cuando con más o menos relevancia. Al parecer el coste de esa droga era una consecuencia un poco curiosa: te convertía en lince durante un rato. Ese era el castigo de los yonkis. (Sí, en lince)

De verdad, soñar es mejor que colocarse, cien veces más rentable y más sano. Ya sabéis:

A soñar todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario